La sexología es una ciencia en sí misma, que como corriente de pensamiento, se inició a finales del siglo XIX y que estudia el sexo que somos, entendiendo por sexo, a los sujetos sexuados y todo lo que ello implica.

Abarca, el estudio de identidades (como crecemos y nos vivimos como sujetos sexuados), orientación (hacia quién oriento mi deseo erótico), conductas (expresiones sexuales) e interacciones (todo lo relativo al encuentro con otros sujetos sexuados, desde los afectos, el tipo de encuentro, los proyectos, la crianza) de los sujetos sexuados. Esto quiere decir que va bastante más allá del estudio de los genitales y de lo que hacemos con ellos.

Sus líneas de intervención son la educación sexual, la investigación, el asesoramiento sexológico y la terapia sexual.

La sexología ha pasado por tres fases históricas principales: la primera de multidisciplinaridad (hasta principios del siglo XX) marcada por una mezcla de datos de distintas disciplinas; una segunda de interdisciplinaridad hasta los años treinta, en la que se elabora un debate interno de conexiones selectivas entre unas serie de disciplinas; y una última de disciplinaridad en la segunda mitad del  siglo XX, que coincide con su entrada en la Universidad, en la que se elabora un marco referencial y un discurso propio como disciplina para entablar sus debates con otras disciplinas vecinas.